No. 43 (2023): Postcolonialismo y educación

En las últimas décadas se ha visto un resurgimiento del compromiso académico con la investigación decolonial, poscolonial, anticolonial y de la teoría del sur como un recurso intelectual para enfrentar los persistentes legados coloniales en la educación (Pashby, da Costa, Stein & Andreotti, 2021; Silova, Rappleye, & You, 2020; Takayama, Sriprakash, & Connell, 2017; Takayama, Heimans, & Vegneskumar, 2016; Connell, 2007; Walsh et. al 2018; Muller & Ferreira, 2018).  Estos esfuerzos académicos han hecho contribuciones invaluables para ampliar y profundizar nuestra comprensión del colonialismo no como "una estructura monolítica con raíces exclusivamente en la mala acción histórica", sino más bien como un conjunto de relaciones ontológicas, epistémicas y territoriales contemporáneas y en evolución que a menudo se mantienen "por buenas intenciones e incluso buenas acciones" (Liborion, 2021, p. 7). Situamos este número especial dentro de estos intercambios teóricos y movimientos intelectuales, haciendo un llamado a una (re)reflexión colectiva continua sobre el papel de la educación -a pesar de todas sus buenas intenciones y acciones- en la reproducción de la lógica de la colonialidad y, por lo tanto, contribuyendo a múltiples crisis que se entrecruzan en la actualidad: la desigualdad estructural y la injusticia, el racismo institucionalizado y el patriarcado, la aceleración de la crisis climática y la amenaza continua de la extinción de especies, entre muchos otros.

Impulsada por la lógica de la modernidad/colonialidad, la educación está directamente implicada en estas crisis.  Desde las tablas competitivas de clasificación de las escuelas y los ejercicios de clasificación mundial hasta la transferencia de las "mejores" políticas y prácticas educativas, gran parte de la investigación educativa comparativa ha servido para justificar las nociones modernistas occidentales de progreso y desarrollo, al tiempo que ha desplazado y, en ocasiones, borrado intencionadamente mundos y visiones del mundo alternativos. En la actualidad, las escuelas y universidades (especialmente en las culturas occidentales) siguen profundamente arraigadas en los ideales de la Ilustración occidental, perpetuando la lógica del excepcionalismo humano y el individualismo (neo)liberal, al tiempo que justifican el orden jerárquico del ser: Los blancos de ascendencia europea sobre todas las personas de color, los hombres sobre las mujeres, los cuerpos percibidos como capaces sobre los discapacitados, y así sucesivamente (Martusewicz, 2018). En última instancia, la misma lógica del excepcionalismo humano separa a todos los humanos como superiores a otros seres vivos y no vivos, justificando la explotación de la naturaleza por parte de los humanos y amenazando las vidas de todos, en todas partes.

Este número especial constituye un reto para reexaminar nuestra actual preocupación por las tendencias educativas mundiales -pruebas de rendimiento de los estudiantes, tablas competitivas de clasificación de la educación, ejercicios de clasificación mundial y "mejores prácticas"- y para rearticular nuestras agendas de investigación de manera más relacional, ecológicamente afín y geopolíticamente equitativa. Dado que incluso algunos de los estudios más críticos corren el riesgo de reproducir las relaciones coloniales (por ejemplo, privilegiando las contribuciones de los académicos de habla inglesa y/o basados en Occidente en lugar de comprometerse con la pluralidad de conocimientos más allá de las lenguas y tradiciones académicas dominantes), este número especial multilingüe recibirá artículos en español, portugués e inglés que aborden lo siguiente: ¿Cómo debe responder la educación a un mundo de límites planetarios cambiantes, ecosistemas en colapso y desigualdades cada vez más profundas? ¿Cómo podemos aprender de este tiempo incierto para construir nuevos géneros comparativos que vayan más allá de las meras repeticiones de la metafísica occidental? ¿Qué políticas educativas, prácticas y pedagogías pueden ayudar a avanzar hacia unas relaciones más equitativas y sostenibles en el flujo relacional de la vida en el que todos y todo -tanto lo humano como lo no humano- están profundamente interconectados? ¿Cómo pueden practicarse los estudios anticoloniales de manera que promuevan modos más éticos de estar en el mundo? ¿Quién se beneficia y quién es castigado por los enredos coloniales de la producción de conocimiento en la educación comparada? ¿Cómo pueden los profesionales y los académicos de este campo generar prácticas de investigación (trans)locales más sostenibles que actúen como desobediencia epistémica contra el colonialismo?

Publié-e: 2023-06-30

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MONOGRÁFICO: Postcolonialismo y educación

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