La experiencia estética y los estratos de la obra de arte. La estética como la esencia del arte
DOI:
https://doi.org/10.5944/rif.4-I.2013.29748Palabras clave:
estética, fenomenología, Husserl, Arthur C. Danto, impresionismo, arte abstracto, fin del arte, Aesthetics, Phenomenology, impressionism, abstract art, end of artResumen
El contenido de este artículo consiste en mostrar que la experiencia estética es la esencia de la experiencia de la obra de arte. Argumentaré en contra de la concepción del arte de Arthur C. Danto según la cual el arte moderno ya no requiere de la experiencia estética y este hecho determina el fin del arte. La experiencia estética permitiría dar cuenta del arte desde el Renacimiento hasta el siglo XIX pero el arte moderno del siglo XX solo puede ser explicado conceptualmente y, por tanto, la filosofía del arte es necesaria para explicitar ese contenido.
Para defender el estatuto estético de la obra de arte mostraré que la experiencia estética se identifica con la experiencia fenomenológica. Esto quiere decir que la experiencia estética nos hace concientes de la diferencia entre el contenido de la obra (lo que aparece ) y el medio de la experiencia sensible en el que este contenido se da (el aparecer). El “aparecer” y “lo que aparece” se corresponden en la experiencia estética con los dos polos de la relación intencional y constituyen los dos estratos fundamentales de la obra de arte. A través de la aproximación fenomenológica intentaré mostrar que la obra de arte no excluye el contenido conceptual, pero este contenido ha de estar necesariamente incorporado. No es la filosofía la que tiene que comprender este contenido sino exclusivamente la experiencia estética.
The subject of this paper is to claim that the aesthetic experience is the essence of the experience of the work of art. I argue against the view hold by Arthur C. Danto, according to which modern art does not require the aesthetic experience any more and that this fact means the end of art. The aesthetic experience allows explaining only the art made be-tween the Renaissance and the XIX century. The modern work of art of the XX century can only be explained conceptually and therefore a philosophy of art is required to make that content explicit and clear.
To defend the aesthetic status of the work of art I will show that the aesthetic experience identifies itself with the phenomenological ex-perience. This means that the aesthetic experience makes us aware of the difference between the content of the work (what appears) and the sensible lived experience in which this content appears (the appearance). The “appearance” and “what appears” are the two poles of Intentionality and the two fundamental layers of the work of art. Through the phenomenological approach I will make clear that the work of art does not exclude the conceptual content at all. This content has to be necessarily embodied. It is not philosophy that has to disclose this con-tent but the aesthetic experience alone.