Las texturas del silencio: violencia, memoria, y los límites del quehacer antropológico
DOI:
https://doi.org/10.5944/empiria.9.2005.1003Palabras clave:
violencia, memoria, antropologíaResumen
¿Cuáles son los dilemas éticos que la investigación sobre violencia y memoria le plantea al estudioso del conflicto? ¿Cómo ellos moldean la naturaleza del proyecto antropológico y de las ciencias sociales en general? En el contexto específico de «grupos de apoyo a victimas» en Sur África, uno de los problemas más importantes es la interacción entre «expertos en trauma» y las «victimas.» Este trabajo se concentra en cómo la violencia del silenciamiento, y el contexto histórico que lo produce, se reinscribe a través de la intervención de estos expertos. Este daño es cristalizado en las tensiones que hay ente la voz y el silencio, entre el reconocimiento histórico y la invisibilidad. Uno de los efectos de esta amplificación, que determina los límites y posibilidades de cualquier investigación sobre la memoria colectiva y la violencia, is una reacción en contra de la intervención de expertos en trauma, cuyo trabajo, la producción y diseminación de saberes sobre lo traumático, es percibida por sobrevivientes como otra forma que toma una economía de la sustracción en donde las experiencias violentas y las voces que las tratan de articular son convertidas en mercancías de consumo masivo dentro de nichos concretos como los académicos. En este sentido se podría pensar que el silencio es un artefacto histórico.
What are the ethical dilemmas that conducting research on memory in South África poses to the student of conflict and violence? How do they shape the nature of the anthropological endeavor? In the specific context of «victim support groups» in South África, one of the most problematic issues is the one conceming the interactions between «trauma experts» and «victims.» This paper points out that the violence of voicelessness may be re-inscribed through the intervention of these experts. This harm is crystallized in the tensions between voice and silence, and between historical recognition and invisibility. One of the effects of this amplification, which determines the limits and possibilities of any research on memory as it connects to violence, is a widespread reaction against the intervention of these experts, whose work, the production and dissemination of knowledge about trauma, is often perceived by survivors as being part of a broader economy of subtraction where their «experiences» and «voices» have become commodities. In this regard, silence can be viewed as a historical artifact.