No pienso, luego existo. Un reto para la nueva buena ciencia
DOI:
https://doi.org/10.5944/endoxa.42.2018.22974Palabras clave:
Ciencia, Consciencia, entropía, Procesos Disipativos, Crisis Emergente, Meditación-MindfulnessResumen
El adverbio «No» con el que se inicia el título de este artículo marca un proceso de cinco siglos. Es un «No» que resuelve la mente dual cartesiana en aras de una mente plena; un «mindfulness» que abre paso a la consciencia. El puente entre ciencia y consciencia aparece ya a niveles internacionales como el gran reto de nuestro tiempo, dada la situación de desestabilización que se incrementa a diario en nuestras sociedades. Es indiscutible que la ciencia y su tecnología han cambiado la faz del mundo, han permitido vías de comunicación fundamentales para entender que somos planeta, han generado el progreso, pero también un déficit ecológico preocupante. La ciencia ha sido capaz de modificar el mundo exterior material, pero se estrella ante la complejidad, la incertidumbre, y el caos que «regula» la mente y la consciencia, y además abre el campo íntimo de acceso al Ser. Las ciencias deterministas están siendo contestadas por los nuevos paradigmas científicos que proponen un acercamiento a una ciencia con consciencia. El aporte de Oriente y de las nuevas filosofías y psicologías –superando el férreo control de Laplace– auguran excelsas perspectivas para una posible «salvación». Oriente y María Teresa llevan tiempo llamando a la puerta. En estas líneas se desarrollan algunas vías para poder construir entre todos ese maravilloso puente que puede constituir una buena nueva para la psicología, la filosofía, la medicina etc. Y se agradece a una profesora que con rigor académico haya sido capaz de remontar los escollos de una academia algo reticente a las aperturas.