«War on Drugs»y«hate crimes» Acercamiento histórico-legislativo y adaptación de las convenciones antidrogas en Indochina: internamiento forzoso de «Drug users»
DOI:
https://doi.org/10.5944/rduned.11.2012.11144Palabras clave:
guerra contra las drogas, delitos de odio, consumidores de drogas, oportunidad perdida, centros de prevención, war on drugs, hate crimes, drug users, loss opportunity, prevention centers,Resumen
Tras más de seis décadas del inicio de la mal denominada «war on drugs», las Convenciones Antidrogas (CA) perseveran en la línea trazada pese a su constatada ineficacia y conflictos entre los diferentes Estados signatarios. De la lectura de la Convención Única de 1961 (CU) y de las consecuentes legislaciones internas, comprobaremos que taxativamente se han sobrepasado los límites de la propia Declaración Universal de los Derechos Humanos (DUDH), mediante la criminalización y consecuente discriminación per se, hacia los pequeños productores y consumidores tradicionales o voluntarios, resultando así estos, de iure, víctimas directas de «delitos de odio». Consecuencia directa de esta discriminación internacional, son las conocidas desorbitadas cifras económicas que rodean el mundo del narcotráfico, refugiadas bajo el conocido secreto bancario que año tras año, colaboran al sostenimiento y fortalecimiento del crimen organizado. Sin obviar el denotado animus negocialis de la industria farmacéutica, monopolizada de lex lata, mediante la restricción internacional a la producción y consumo voluntarios o tradicionales, trataremos de exponer, como la comunidad internacional fijó unos objetivos de imposible cumplimiento, sin respetar su propio ius naturale, dando lugar a disparidad de interpretaciones y contundentes legislaciones, como las de la región Indochina, en las que las medidas de prevención y rehabilitación se confunden con la prisión permanente.After more than six decades since the beginning of the wrongly denominated «war on drugs» against the widespread consumption of narcotic drugs and psychotropic substances, United Nations Drug Conventions persevere –and this despite their proven ineffectiveness of persecution against a diffused enemy and severe conflicts of interests among the signatory states. A reading of the 1961 Convention (SC ) and the consequent legislation shows that limits of the Universal Declaration of Human Rights (UDHR) itself have been clearly exceeded. Proof of this is the criminalization, and consequent discrimination per se, of small producers and traditional or voluntary consumers of some of the substances prohibited in the Drug Conventions– being as a result de iure direct victims of «hate crimes». A direct result of this international discrimination are the exorbitant sums surrounding the world of drug trafficking, sheltered under the well-known bank secrecy in tax havens, which year after year collaborate in the maintenance and reinforcement of organized crime. All this without forgetting the so-called animus negocialis of the pharmaceutical industry, monopolized by international restriction of production and of voluntary or traditional consumption. With this study, we try to expose how the international communities have fixed some excessive goals, without taking into account the resulting collateral damage and without guaranteeing the respect of their own jus naturale, which can lead to numerous possible interpretations in the different legislations –like in Indochina, where prevention and rehabilitation centers are often understood as livelong imprisonment.