Recordando a un amigo
DOI:
https://doi.org/10.5944/endoxa.38.2016.16595Resumen
Como muy acertadamente afirma Derrida, el duelo que sigue a la muerte se prepara y anticipa siempre mucho antes de dicha muerte: ese es el tiempo mismo de la vida pero también el tiempo de la amistad. Y su ley. Esa ley que dicta que, entre los amigos, uno ha de morir necesariamente antes que el otro y que este último, por consiguiente, se queda solo ante ese acontecimiento terrible, singular y siempre único que es la muerte de su amigo, abocado ya exclusivamente al trabajo de duelo, a recordar al amigo, a llevarlo consigo el resto de su vida: “Die Welt ist fort, ich muss dich tragen”, aseguraba Paul Celan. “El mundo se ha ido, tengo que llevarte”.