Rojas. Militancia antifranquista a través de la literatura testimonial femenina
DOI:
https://doi.org/10.5944/hdp.4.2004.41133Abstract
Las aportaciones de las mujeres a la historia han sido sistemáticamente ignoradas. Esto pasa con las actividades políticas de las mujeres y concretamente con la militancia femenina antifranquista. Este artículo trata las actuaciones de las mujeres contra el fanquismo, a partir de la literatura testimonial femenina; y sostiene que las mujeres fueron protagonistas.Resalta y analiza su lucha, su militancia, y sus actividades, no subalternas. Al contrario, éstas fueron esenciales para la existencia de la reistencia antifranquista.A pesar de ello, en pocas ocasiones desempeñaron tareas de decisión, y también en la democracia fueron relegadas. Con sorpresa o con indignación, descubren que la sociedad y sus propias organizaciones han prescindido de sus saberes.
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References
Testimonio de Antonia Toñi García, en CUEVAS, Tomasa, Cárcel de mujeres, Barcelona, Ediciones Sirocco, 1985, p. 65.
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Es paradigmático el trabajo de Tomasa Cuevas que recorrió todo el país buscando a sus antiguas compañeras de presidio y recogió sus relatos en tres volúmenes de narraciones orales. En el mismo sentido se están rescatando, por las propias mujeres, otras resistenciasfemeninas, por ejemplo: SCHAD, Martha, Mujeres contra Hitler. La resistencia femenina alrégimen nazi, Barcelona, Península, 2003, donde a través de esbozos biográficos descubrimos una serie de mujeres, la mayoría desconocidas para la opinión pública, que ya en tiempos del nacionalsocialismo emergente dudaron de la capacidad política de Hitler. Más adelante tuvieron suficiente valor para pasar a la resistencia, pagando un duro precio: una persecución implacable, cárcel, guillotina.
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KAPLAN, Temma, Ciudad R oja...., cit., p. 162: «Las mujeres desempeñaron un papel crucial en todos y cada uno de los aspectos de la insurrección que estalló en la ciudad el 26 de julio de 1909. Como otras huelgas generales precedentes, la Semana Trágica fue a un tiempo reafirmación pública de la solidaridad comunal y expresión de las reivindicaciones laborales».
Ibidem, pp. 171, 178, 179, 208 y 209.
MOLINERO, Carme, op.cit.
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DI FEBO, Giuliana, Resistencia..., pp. 87 y 122-123.
A través de testimonios de las mismas protagonistas: CUEVAS, Tomasa, Cárcel de..., cit.; id., Mujeres..., cit., GARCIA, Consuelo, Las cárceles de Soledad Real, Barcelona, Alfaguara, 1983; Doña, Juana, op. cit., CASTRO, Nieves, op. cit.; ROMEU ALF ARO, Fernanda, El silencio roto. Mujeres contra el franquismo, El viejo topo, 2002. También me serviré del testimonio de Antonia Valle (entrevistas realizadas para mi tesis doctoral, el 14-111-85 y 29-V- 86), De Pedro Martínez a Sabadell, una immigració no exclusivament económica. 1950-1970, Tesis doctoral, UAB, 1990.
CUEVAS, Tomasa, Cárcel..., cit., p.45.
Toma Cuevas, a propósito del testimonio de Rosario Sánchez Mora, op.cit., p. 153.
En expresión de CARRILLO, Marc, “El marc legal de la repressió de la dictadura franquista en el período 1939-1959”, Noticia de la negra nit. Vides i veus a les presons franquistes (1939-1959), Diputació de Barcelona, 2001, p. 24; y en “¿Un “revival” de naftalina?”, El País, 2-XII-2003.
GARCÍA, Consuelo, op. cit., p. 114.
Compañera de Cuevas, que no quiso dar su nombre ni su propio testimonio si no el de otras mujeres: «Las jóvenes y algunas veteranas luchadoras de organizaciones políticas y sindicales podían consideran su detención con una perspectiva más amplia, pero las mujeres detenidas por no haber encontrado al marido, al hijo, por haber insultado a los fascistas, por haber gritado contra los aviones que bombardeaban, por haber sido de izquierdas, por haber votado al frente popular, por haber lavado ropa para las milicias (recibiendo condenas de considerable duración), que habían sido golpeadas e injuriadas al ser detenidas, para todas estas mujeres el drama individual era un sufrimiento irracional e inesperado [...] En cuanto alas detenidas por asuntos de posguerra, a los primeros expedientes se les denominaba de hechos continuados y tenían una diferencia: todas sabían que estaban implicadas en actividades clandestinas y que las sentencias, y sobre todo el trato recibido en Gobernación, era durísimo. La actitud mental era por consiguiente diferente: nadie esperaba justicia ni piedad, pero hubo algunos casos en que simplemente se habían limitado a actuar de estafeta,sin un conocimiento muy claro del contenido de las cartas que pasaban por sus manos, decondenas de veinte años e incluso de pena de muerte de quienes encabezaban losexpedientes», CUEVAS, Tomasa, Cárcel de..., pp. 16-17.
DI FEBO Giuliana, Resistencia..., pp. 53 y 55.
GARCÍA, Consuelo, op. cit., p.126. 25 Testimonio de las Castiello, en CUEVAS, Tomasa, Cárcel..., cit., p. 27.
GARCÍA, Consuelo, op. cit., p. 153.
VINYES, Ricard, op. cit., pp 20-24.
La mayoría de los testimonios recogidos en las obras que cometamos son de mujeres comunistas.
Abel Paz, quizás de forma exagerada lo explica: «los presos eran los que llevaban el peso administrativo y los trabajos auxiliares en toda la cárcel. La mayoría de los funcionarios y muchos oficiales eran semianalfabetos. Los presos suplían esa deficiencia.... Hubo momentos en la cárcel en que los presos eran casi los dueños de la misma: sólo faltó que el administrador o director fuese de los nuestros», en Noticia de la negra nit. Vides i veus a les presons franquistes (1939-1959), Diputació de Barcelona, 2001 p. 277.
El pueblo es Pedro Martínez que, en 1940, tenía 4.162 habitantes, en RODRÍGUEZ TITOS, Juan, Pedro Martínez, Ayuntamiento de Pedro Martínez, 1998.
DI FEBO, Giuliana, op. cit., p. 47. Esta parece ser una constante que se repite en otras latitudes y en el tiempo. Así Nawal Al-Sa’dawi, cuenta: «Nuestra vida en prisión se inició conla reparación del aseo [...] Ese fue el primer punto en el que nos pusimos de acuerdo, elprimer terreno compartido por todas las compañeras de celda, con velo o sin él [...] En la primera reunión comenzamos a distribuir las tareas y responsabilidades, de manera que pudiéramos vivir en condiciones humanas en la celda», en AL-SA’DAWI, Nawal, Memorias de la cárcel de mujeres, Madrid, Para horas y horas, 1993.
MOLINERO, Carme, SALA, Margarida y SOBREQUÉS, Jaume (eds.), Una inmensa prisión. Los campos de concentración y las prisiones durante la guerra civil y el franquismo, Barcelona, Crítica, 2003, pp 170-172.
GARCÍA, Consuelo, op. cit., pp. 131 y 132.
VINYES, Ricard , op. cit., p. 144.
Ibidem, pp. 144, 190 y 716. La excelente obra de Vinyes, imprescindible y pionera, describe y analiza el sistema penitenciario franquista, y cómo las presas políticas ocuparon su tiempo dentro de él.
Así, los hermanos de Margarita Sánchez cuentan que ésta, aún cuando fue detenida, sigue siendo el alma de la casa, desde distintas cárceles les mandó mensualmente cincuenta pesetas que se sacaba haciendo tapetes “las esperábamos como agua de mayo; cuantos meses pagábamos la casa y algunas cosillas más con el dinero que nos mandaba de la cárcel, así era Margarita; cuanta hambre no pasaría ella; pero su preocupación éramos nosotros», en CUEVAS, Tomasa, Mujeres..., p. 123.37 DOÑA, Juana, op. cit., pp. 231 y 234.
VINYES, Ricard , op. cit., p. 127.
Testimonio de Tomasa Cuevas, en CUEVAS, Tomasa, Cárcel..., pp. 98-100.
Noticia de la negra nit, cit., p. 314.
«‘Charlas’ de las ‘catequistas’; del cura; ‘rosarios’; misas interminables, etc., la reclusión política también, como en todas los penales, se resistía a esta presión y luchaba como podíapor sus derechos de presos políticos, comenzó con una resistencia pasiva y una negativa rotunda a colaborar sin participar para nada en sus letanías”. En San Sebastián se negaron rotundamente contra la imposición de que un “via crucis” se hiciera todo de rodillas, e incluso alguna comunes se sumaron a la rebelión que terminó con una huelga de hambre. Y demostraron tener mucha fortaleza para no claudicar en sus convicciones. Juana Doña, al hablar de una compañera, afirma era “una vergüenza ver como cada dia la mortificaba el cura para que se confesara y era verdaderamente heroico por parte de una chiquita tan joven como defendía su posición de que la dejasen en paz diciendo que no confesaría», DOÑA, Juana, op.cit., p. 227.
Así, se organizaban toda clase de actividades culturales en un sentido muy amplio: teatro, zarzuela, coros, deportes: baloncesto, ajedrez.... De manera que comenta María Salvo, «elritme de vida que portávem era intens: taller, assaig, treball polític, classes de cultura general, lectura de premsa quan podíem aconseguir i labors. Algunes persones m ’hanpreguntat com s e ’m devien fer llargs els dies i s ’han sorprés quan els he dit que ens faltavatemps per realitzar tot alió que teníem programat». Laia Berengurer resalta la cárcel comouniversidad de muchas de ellas: «Ensenyávem a escriure a llegir a les analfabetes i les que notenien estudis superiors, rebien lligons de les més preparades», en Noticia de la negra nit, cit.,pp. 292 y 281.43 DOÑA, Juana, op. cit., pp. 141-142 y 154.
VINYES, Ricard, op. cit., pp.150 y 161. 45 DON~ A, Juana, Querido Eugenio. Una carta de amor al otro lado del tiempo, Barcelona, Lumen, 2003, p. 41. df, CASTRO, Nieves, op. cit., p. 156. 47 «En Ventas el partido estaba organizado por galerías y cada galería tenia su dirección y cada galería hacia su Mundo Obrero, que se hacía a mano. Copiar el boletín clandestino que salía cada semana. Para hacer las reuniones teníamos determinadas celdas y determinadas compañeras que vigilaban. En las celdas que teníamos para hacer las reuniones echábamos a las camaradas que vivían allí y entraba el comité responsable de la galería, o el comité responsable del periódico, o el comité que se tuviera de reunir. Y en una celda al lado de la cancela había siempre una camarada vigilando y había una consigna para cuando llegase la funcionaría. Entonces salíamos rápidas a los lavabos. De todas las políticas éramos nosotras (las comunistas) las que hacíamos una vida de organización más intensa», en GARCÍA, Consuelo, op. cit., pp. 140 y 141. 48 Ibidem, pp.143 y 144.
Testimonio de Esperanza Martínez, en CUEVAS, Tomasa, Mujeres..., pp. 12-15.
Ibidem, p. 93.
Ibidem, pp . 66-67.
DOÑA, Juana , Desde la noche..., cit., p. 237.
Ibidem, pp. 231-232.
CUEVAS, Tomasa, op. cit., pp. 36-37.
Hoy contamos ya con trabajos muy interesantes, no sólo escritos, como el magnifico reportaje de los servicios informativos de TV3 Els nens perduts del franquisme, basado en la obra de R. Vinyes, que recoge las experiencias de mujeres encarceladas en las cárceles franquistas que fueron separadas de sus hijos.
Testimonio de Blasa Rojo, en CUEVAS, Tomasa , Cárcel..., «el sufrimiento de pensar en las sacas, es el mayor tormento y el mayor sufrimiento que puede tener un ser humano», p. 67.
Testimonio de Pascuala López González; Ibidem , p. 60.
Testimonio de Nieves Waldemer Santisteban; Ibidem, p. 80.
GARCIA, Consuelo, op. cit., pp. 107 y 118.
Ibidem, pp. 86 y 158.
Tomasa Cuevas nos dice, por ejemplo, que «estas criaturas, hiciera frío o calor, lloviese o nevase, quedaban separadas todas las mañanas de las madres y en unas cunitas los tenían en el jardín. Aquellas criaturas, sin alimentos y sin nada se morían de diarreas, estaban todos llenos de granos, llenos de miseria...!Era una cosa espantosa! [...] cuando algún niño había hecho algo, lo castigaban y lo ponían de rodillas todo el tiempo que duraba el famoso rosario. Hay que ver las madres de esas criaturas lo que han Pasado y lo que han sufrido», en C árcel..., cit., p. 94.
Tomasa Cuevas cuenta que «En aquella cárcel llegamos a ser más de dos mil mujeres. Había muchos niños [...] Habían puesto una fecha tope para sacar a los niños de la cárcel y las madres se desesperaban. ¿Qué iba a ser de los niños? ¿Dónde los llevarían? ¿No los volverían a ver más?», en Cárcel..., cit., pp.105-106. Otros testimonios, como el de Pilar Pascual Martínez, redunda en recuerdos parecidos: «¡Cuántas veces me he acordado de cómo iba mi hija [con 10 años] a la puerta de la cárcel! Yo pedía: ¿Hacer el favor de que bese a mi hija, que está llorando en la puerta?. Me la entraban y la besaba, pero mi nena se iba con un llanto que se moría, y yo ...! Cómo me quedaba yo!...», p. 206.
Testimonio de Blasa Rojo; Ibidem, pp. 65.
María Blazquez del Pozo; Ibidem, p.134. La misma Tomas confiesa que, «Sin embargo, nosfaltaba algo propio, nuestra hijita, y yo lloraba su ausencia. Tenia la impresión de que laconciencia me gritaba que no la tenía que haber dejado; ya me había pasado muchas vecesesto, sobre todo cuando me sacaba la leche del pecho cuando estaba sirviendo», en Mujeres...,cit., p.298. Y Juana Doña se pregunta «¿Por qué siempre tienen que ser las madres, lasmujeres, quienes llevan la peor parte?. El padre pobre no se funde en un todo con el hijopobre. Preso o no el padre recibirá la noticia de su hijo muerto, la noticia concreta y el golpele sumirá en el dolor, pero es un dolor que nada tiene que ver con la agonía de sentir cadaminuto que aquello se te va, que a pesar de tu infinito cansancio y fatiga no puedes cerrar unojo, porque te empeñas en “ver” y sentir hasta el último latido de aquel corazón», en op. cit.,p. 170.
Otro ejemplo es el de Josefa Beneito López de Alberique que estuvo cuatro años y medioen prisión desde el 22-IV-1939, por haberse casado por lo civil en la casa del Partido. Erajoven y sólo era simpatizante. No la dejaron en libertad hasta 1943, gracias al indulto de losde doce años y un día. El 29-IV-1950 la volvieron a coger por ayudar a las guerrilleras. Ladetuvieron, con su madre, en su propia casa después de una batida entre guerrilleros y GuardiaCivil: «A mi hijo [tenía 12 años] lo dejaron en la calle porque era pequeñico y hasta que nopasaron 12 meses no supe nada de él. Lo habían recogido de la calle unos familiares [...] Amí los civiles me hacían sufrir tocándome el punto flaco: ‘Y ¿qué vas hacer con tu hija [demeses, en la cárcel con ella] porque te vamos a matar?’. Y ella respondía que muera conmigo,y aún se reía la guardia civil ‘¿Y cómo lo vas a consentir?’, me decían»; Ibidem, pp. 45-48.
CASTRO, Nieves, op. cit., p. 157.
GARCÍA, Consuelo, op. cit., p. 88.
DOÑA, Juana, op. cit., p. 238. Noticia de la negra nit, cit., p. 281.
CUEVAS, Tomasa, Mujeres..., cit., p. 71.
Ibidem, pp. 67-68.
Ibidem, pp. 247 y 151.
ROMEU ALFARO, Fernanda, op.cit., pp. 31-32, 38 y 44-45.
CASTRO, Nieves, op.cit.
Josefa Pérez: «En total estuve dieciocho años [en la cárcel]. Se me ha pasado la juventud sin poder disfrutar de nada [...] Muchas veces las mujeres, claro, la generación de ahora no seda cuenta [...] Pero efectivamente, si las demás no hubiéramos hecho algo por la lucha...porque a los primero en todas las manifestaciones y en todas las huelgas que había en losprimeros años, nos veíamos siempre los mismos», en CUEVAS, Tomasa, Mujeres de la resistencia, p. 172.
Testimonio de Esperanza Martínez; cit., p. 26.
CUEVAS, Tomasa, Cárcel..., cit., pp. 203, 208-210.
ROMEU, Fernanda, op. cit., pp. 142-143.
Q DI FEBO Giuliana, op. cit., p. 121.
CUEVAS, Tomasa , Cárcel..., cit., pp. 9-10.
RIVIÉRE, Margarita El País, ll-IV-2004.
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