Monográfico
Diseño de una propuesta de autoevaluación para el desarrollo de la autorregulación en educación superior
Design of a Self-Assessment Proposal for the Development of Student Self-Regulation in Higher Education
Diseño de una propuesta de autoevaluación para el desarrollo de la autorregulación en educación superior
RIED. Revista Iberoamericana de Educación a Distancia, vol. 26, núm. 1, p. 0, 2023
Asociación Iberoamericana de Educación Superior a Distancia
Recepción: 30 Mayo 2022
Aprobación: 08 Septiembre 2022
Publicación: 02 Enero 2023
Cómo citar: Cabrera Lanzo, N., Fernández-Ferrer, M., Maina, M. F., y Sangrà, A. (2023). Diseño de una propuesta de autoevaluación para el desarrollo de la autorregulación en educación superior.
RIED-Revista Iberoamericana de Educación a Distancia, 26(1), 223-244. https://doi.org/10.5944/ried.26.1.34028
Resumen: La evaluación por competencias en la educación superior es uno de los mayores retos a los que se enfrentan las universidades en la actualidad. Este artículo presenta la evolución de una propuesta metodológica transversal en un programa de máster en línea, para el desarrollo y la evaluación de la capacidad de autorregulación del estudiantado a través de una estrategia de autoevaluación fundamentada y dialogada. Dicha evolución, fruto de una evaluación continuada de la implementación de la propuesta, supone cambios en el planteamiento metodológico inicial y la integración de la tecnología como facilitadora del proceso. Partiendo del concepto de diseño centrado en el estudiantado, se plantea un estudio longitudinal durante tres cursos académicos en el que se recoge de manera sistemática la opinión y percepción del estudiantado y del profesorado del programa. Concretamente, y a través de un análisis de los elementos a mejorar en cada una de las tres fases, se identifican un conjunto de decisiones sobre el diseño original que finalmente ha derivado en la creación e integración de una herramienta ad hoc para la autoevaluación competencial y la autorregulación en un entorno virtual. Las conclusiones del trabajo ponen de relieve la importancia de pensar soluciones de manera integral, atendiendo a la necesidad de proveer un andamiaje al estudiantado para mejorar su capacidad de autorreflexión, de formar al profesorado en el trabajo y evaluación por competencias y de contar con las herramientas adecuadas para sostener dichos procesos.
Palabras clave: evaluación competencial, educación superior en línea, autoevaluación, autorregulación, diseño centrado en el estudiantado.
Abstract: Competency assessment in Higher Education is one of the biggest challenges which universities face nowadays. This paper shows the evolution of a transversal methodological proposal in an online master's program, for the development and evaluation of the students' self-regulation capacity through a self-assessment strategy based on a dialogue with the teachers. This evolution, the result of the continuous evaluation of the proposal implementation, entails changes both in the initial methodological approach as well as in the integration of technology as a facilitator of the process. Based on the concept of student-centered design, a longitudinal study is suggested over three academic years in which the opinion and perception of the program's students and teachers are systematically collected. In particular, and through an analysis of aspects for improvement emerging in each of the three phases, a set of decisions are identified to the original design that has finally led to the creation and integration of an ad hoc tool for the support of competencies self-assessment and to self-regulation in a virtual environment. The conclusions of this study highlight the importance of thinking about solutions in an integral way, including scaffolding activities for student self-reflection, teacher training in competency-based learning and evaluation, and development or integration of appropriate tools for the support of these processes.
Keywords: competency-based assessment, online higher education, self-assessment, self-regulation, student-centered learning design.
INTRODUCCIÓN
Uno de los principales retos a los que se enfrenta la universidad es asegurar el desarrollo competencial de su estudiantado (López et al., 2018). Ello ha llevado al profesorado a indagar más allá de las didácticas tradicionales que situaban al docente en el centro del proceso de enseñanza y al estudiante como agente pasivo receptor de su “instrucción”, para adentrarse en nuevas formas de aprendizaje activo en las que el estudiantado adopta un rol protagonista (Biggs y Tang, 2011).
En este sentido, la teoría del diseño centrado en el estudiantado (Soloway et al., 1994; Gros y Durall, 2020), desde un enfoque socio-constructivista, postula que éste aprende mejor cuando construye significado en un entorno que facilita su participación activa. Para Lee y Hannafin (2016), la clave es que el estudiantado se apropie de su proceso de aprendizaje y aprenda “de manera autónoma a través de andamios metacognitivos, procedimentales, conceptuales y estratégicos” (p. 708).
El diseño centrado en el estudiantado se basa en un conjunto de principios validados por la investigación, que proporcionan una visión integrada sobre los factores que influyen en el aprendizaje desde una perspectiva psicológica. Dichos principios se agrupan en cuatro grandes ámbitos: cognitivos y metacognitivos; motivacionales y afectivos; sociales y de desarrollo y, por último, individuales y diferenciales (McCombs, 2000). Cuando el profesorado comprende y aplica estos principios en su docencia, lo hace a través de la implicación del estudiantado en las decisiones sobre cómo y qué aprenden, y sobre cómo se evalúa ese aprendizaje. De esta manera, el docente valora las perspectivas del estudiantado, respetando y adaptando la docencia a las diferencias individuales (antecedentes, intereses, habilidades y experiencias) y haciéndolos tanto partícipes como cocreadores del proceso de enseñanza y aprendizaje (McCombs, 2000).
El desarrollo competencial en un entorno digital
La competencia no es la simple suma de conocimientos, habilidades, actitudes y capacidades particulares, sino que es lo que los articula, dosifica y pondera, y es, a su vez, el resultado de su integración (Le Boterf et al., 1993). En este sentido, la competencia representa una combinación de saberes relacionados con el conocimiento y su aplicación, con destrezas y actitudes, y describe el grado de capacidad para poder ponerlos en práctica en el desempeño de una actividad de aprendizaje, permitiendo al estudiantado resolverla con éxito (Bolívar, 2008; Villardón, 2006; Zabalza y Enjo, 2019).
Para promover el desarrollo competencial es necesario diseñar el currículum de manera integrada (Van Merriënboer, 2019). Y para ello, son necesarias estrategias metodológicas transversales en un escenario que sobrepasa el de la asignatura o de la tarea concreta, para situarse en el contexto de la titulación. Aspectos tales como la coherencia metodológica entre todas las actividades, la planificación del feedback sistemático y gradual del profesorado, y la identificación de oportunidades diversas e iterativas que promuevan el aprendizaje a través de la mejora continua, son cruciales para facilitar el desarrollo competencial del estudiantado.
En este sentido, y teniendo en cuenta que el diseño del programa y de las asignaturas es fundamental para promover el desarrollo competencial, ¿cómo debería plantearse ese diseño? El diseño curricular global debería ser (Cano et al., 2011):
La autoevaluación como estrategia para desarrollar la capacidad autorreguladora del estudiantado
Partimos del concepto de la evaluación como aprendizaje, de evaluar para aprender, en el cual el estudiantado participa activamente como un método para mejorar su propio aprendizaje. Es en este contexto donde los y las estudiantes “reflexionan sobre su propio aprendizaje y hacen ajustes para lograr una comprensión más profunda” (Earl y Katz, 2006, p. 41). Cuando el estudiantado ejerce un rol activo, éste se compromete de manera crítica, da sentido a la información recibida, la relaciona con conocimientos previos y la utiliza para nuevos aprendizajes. Esto constituye el proceso regulador de la metacognición el cual ocurre cuando el estudiantado monitorea su propio aprendizaje y usa el feedback para mejorar ( Hernández et al., 2021).
Pintrich (2000) refiere que el aprendizaje autorregulado es un proceso activo y constructivo, donde el estudiantado establece metas de aprendizaje y supervisa sus avances, guiado por sus objetivos y el contexto propio del entorno donde se desarrollan las actividades de aprendizaje. Por este motivo, la generación de procesos de autorregulación en educación superior se convierte en una de las claves para contribuir al desarrollo de habilidades, destrezas y actitudes que permite un aprendizaje permanente y a lo largo de la vida, meta común y compartida por gran parte de los modelos educativos centrados en el desarrollo de competencias (De la Cruz y Abreu, 2014; Granberg et al., 2021).
En este contexto, la autoevaluación podría explicarse como la capacidad de criticar y tomar decisiones sobre el propio pensamiento, los procedimientos y las habilidades como medio para mejorar el aprendizaje (Noonan y Duncan, 2005), o como una “amplia variedad de mecanismos y técnicas a través de las cuales las y los estudiantes describen (es decir, juzgan) y posiblemente asignan mérito o valor (es decir, evalúan) a las cualidades de sus propios procesos y productos de aprendizaje” (Panadero et al., 2016). De esta manera, la finalidad principal de la autoevaluación es generar autofeedback e información de los ajustes necesarios, tanto del proceso como del resultado, para profundizar en el aprendizaje y mejorarlo (Andrade, 2019). Para algunos autores los conceptos de autoevaluación y de autorregulación podrían considerarse prácticamente sinónimos (Andrade, 2019), y, de hecho, comparten algunos elementos similares: el establecimiento de objetivos, el monitoreo del proceso y la metacognición.
El perfil competencial de muchos programas universitarios incluye de manera explícita la capacidad de autorregulación del estudiantado, aunque promover y asegurar su desarrollo no es tarea fácil. La autoevaluación se postula como una de las estrategias más efectivas para conseguirlo. De hecho, según la literatura hay dos usos o funciones principales que pueden dársele: para la autorregulación del aprendizaje y como proceso instruccional que el profesorado utiliza como recurso pedagógico y, por lo tanto, que forma parte de la evaluación formativa (Panadero et al., 2016; Broadbent et al., 2021). En la experiencia que presentamos, nos proponemos profundizar en la autoevaluación (Tan, 2012; Nieminen et al., 2021) más allá de su uso como recurso exclusivamente instruccional, para formar al estudiantado en la tarea autoevaluativa y proporcionarle herramientas para el desarrollo de su capacidad de autorregulación.
El diseño de una tarea de autoevaluación autorreguladora: condiciones y criterios pedagógicos
Siguiendo a Goodrich (1996), Panadero y Alonso-Tapia (2013) enumeran las condiciones necesarias para una autoevaluación que promueva la autorregulación:
Para aumentar la eficiencia de la autoevaluación en términos de aprendizaje y de autorregulación, es necesario generar andamiajes que ayuden al estudiantado a aprender a autoevaluarse correctamente (Andrade, 2019). Por ejemplo, numerosas prácticas de autoevaluación utilizan la rúbrica como instrumento que facilita la comprensión, la apropiación y la aplicación de los criterios por parte del estudiantado ( Panadero et al., 2016; Hawe et al., 2021). De acuerdo con Blanco (2008, como se citó en Cabrera et al., 2013), entendemos las rúbricas como una tabla de puntuación que se utiliza para evaluar el nivel de desempeño (desarrollo competencial) del estudiantado con relación a una actividad educativa. Las potencialidades de este instrumento permiten, desde el punto de vista del estudiantado, conocer qué se espera de él en cada uno de dichos niveles facilitando la transparencia de la evaluación y, desde la perspectiva docente, facilitar el feedback en el proceso de desarrollo de la actividad.
Asimismo, muchos docentes ponen a disposición del estudiantado (o construyen con él) listas de chequeo para pautar la autoevaluación, favoreciendo así el proceso de reflexión. También el uso de una herramienta de portafolio permite ir más allá de la misma tarea, a través de la identificación de evidencias y de la facilitación del diálogo o la provisión de feedback, por parte del profesorado o entre el estudiantado.
CONTEXTO DE LA EXPERIENCIA
Este artículo presenta la evolución de un diseño formativo centrado en el estudiantado y orientado al desarrollo del perfil competencial de un programa de máster. La experiencia se enmarca en el Máster Universitario de Evaluación y Gestión de la Calidad de la Educación Superior de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC). En dicho programa, el desarrollo de la capacidad autorreguladora, y especialmente de la capacidad evaluadora de las y los futuros titulados, es clave para el ejercicio profesional. Es necesario, pues, garantizar que todas y todos sus graduados la hayan desarrollado a lo largo del programa. Por ello, se impulsa un diseño curricular integrado, con una metodología compartida, en el cual se concibe la evaluación como aprendizaje y en el que el papel activo y protagonista del estudiantado como evaluador es una estrategia que se aplica en todas las asignaturas. En este sentido, el equipo docente del programa adopta el enfoque de la evaluación para el aprendizaje e impulsa la autorregulación dotando de un rol activo al estudiantado en su propio proceso de evaluación, a través de la estrategia de la autoevaluación.
Asimismo, el diseño del máster se caracteriza por una metodología centrada en el estudiantado, a través de actividades integradoras de conocimientos y competencias, a partir de un aprendizaje situado, contextualizado y aplicable, y el trabajo y la interacción en equipo y la colaboración en red.
La propuesta metodológica diseñada consiste en promover que el estudiantado autoevalúe, progresivamente y a lo largo de todo el programa, el nivel de logro de los resultados de aprendizaje planteados en algunas actividades de cada una de las asignaturas. Esta autoevaluación tiene un peso en la evaluación final de cada asignatura, de tal manera que el profesorado la tiene en consideración como una evidencia más de aprendizaje.
METODOLOGÍA
Método
El proceso de evaluación y mejora de la intervención se planteó a partir de los tres elementos clave de Tejada (1999): proceso sistemático de recogida de información en cada implementación; valoración en base a unos criterios u objetivos establecidos; y toma de decisiones para la mejora de la intervención en la fase posterior. Cada edición se concibió como una fase del proceso de implementación, hasta un total de 3 fases (ver Figura 1).
La recogida de información se realizó a través de un cuestionario semiabierto de satisfacción del estudiantado y del profesorado administrado al finalizar cada edición.
Muestra
En la primera fase se implementó el diseño metodológico de manera progresiva en las 12 asignaturas del programa, obligatorias y optativas, sin la utilización de herramientas. La segunda fase, en la que se incorporó una primera automatización tecnológica, se llevó a cabo en dos de las asignaturas obligatorias mientras que el resto de asignaturas siguió haciendo una implementación exclusivamente metodológica. En la tercera fase, en la que se utiliza una herramienta diseñada ad hoc, participaron todas las asignaturas obligatorias del programa y próximamente se incorporarán las optativas y el TFM (ver Tabla 1). El diseño metodológico, pues, se ha implementado siempre en todas las asignaturas del máster, y las herramientas se han ido integrando paulatinamente en las fases 2 y 3.
Fases | Curso académico |
Participación de estudiantado y respuestas |
Participación de profesorado y respuestas |
Fase 1 | 2018-2019 | 48/82 | 20/29 |
Fase 2 | 2019-2020 | 32/102 | 2/2 |
Fase 3 | 2020-2021 | 49/70 | 10/13 |
La recogida de información se realizó a través de un cuestionario semiabierto de satisfacción del estudiantado (CE) y del profesorado (CP) administrado al finalizar cada edición.
La primera versión del cuestionario se realizó a partir del análisis documental de la literatura con relación a la autoevaluación como estrategia para desarrollar la capacidad autorreguladora del estudiantado, y al diseño de tareas de autoevaluación autorreguladoras. Posteriormente, el instrumento fue validado por una profesora experta en elaboración de instrumentos para la recogida de información y por las dos tutoras de la titulación que asesoran y acompañan al estudiantado a lo largo de todo el programa.
El cuestionario se componía de preguntas iniciales acerca de datos sociodemográficos y académicos. Incluía además 6 preguntas cerradas sobre la autoevaluación, la reflexión, y el diálogo como estrategia para el monitoreo del desarrollo competencial. Y por último 3 preguntas abiertas de valoración general de la experiencia relacionadas con la dinámica de trabajo, el aprendizaje y los resultados académicos obtenidos, como así también las sugerencias de mejora.
El objetivo de este cuestionario era recoger la información necesaria para tomar decisiones que acercaran el diseño de la propuesta a las necesidades del estudiantado y del profesorado.
Procedimiento
El cuestionario se administró en línea al finalizar cada fase a través de la herramienta Google Forms.
Para el tratamiento de los datos cuantitativos, se aplicaron procedimientos de estadística descriptiva y, para los cualitativos, se trabajó en la categorización de la información a partir de la agrupación de las unidades de significado según el método de comparación constante (Saldaña, 2015).
El análisis periódico, al finalizar cada fase, permitió la toma de decisiones en las diferentes fases del proyecto, en la línea que describe Tejada (1999) de procesar sistemáticamente la recogida de información, valorarla conforme a unos criterios o marco teórico, y tomar decisiones para optimizar el proceso evaluado.
RESULTADOS
En este apartado, se presentan las diferentes fases de diseño y rediseño de la propuesta metodológica inicial hasta llegar a su integración en una herramienta tecnológica desarrollada con el propósito de facilitar la autoevaluación competencial del estudiantado a lo largo de las asignaturas y de la titulación. En cada una de las tres fases se describe:
Fase 1. Actividad de autoevaluación de competencias como parte de la evaluación continuada de cada asignatura: “Mi desarrollo competencial”. 2018-2019
Descripción de la propuesta
Se diseñó la actividad "Mi desarrollo competencial", de idéntica aplicación en todas las asignaturas del programa, en la que el estudiantado se autoevaluaba de manera fundamentada y presentaba evidencias que a su juicio eran prueba de su desarrollo competencial. La actividad formaba parte de la evaluación continuada de cada asignatura.
Para facilitar al estudiantado la realización de su evaluación competencial, se construyó un andamiaje consistente en una pauta de reflexión en forma de preguntas (ver Tabla 2) y un documento con los criterios para la autoevaluación (ver Tabla 3).
En la siguiente tabla se recogen los criterios de evaluación del profesorado para la autoevaluación del estudiantado, que se compartían con ellos desde el inicio del semestre.
La actividad proponía al estudiantado dos tipos de procesos:
Se indicó a los estudiantes que estas evidencias de aprendizaje podían provenir de distintas fuentes (documentos elaborados por el estudiantado, valoraciones del profesorado, comentarios de las y los compañeros, etcétera), ser de diferente tipología (trabajos o proyectos individuales o en grupo, resolución de casos, publicaciones, aportaciones en el aula, aportaciones en un debate, etcétera) y presentarse en distintos formatos.
Evaluación de la propuesta
Al finalizar esta primera implementación de la propuesta metodológica, se distribuyó un cuestionario semiabierto dirigido al estudiantado (CE) y otro al profesorado (CP). De dicha valoración se destacan los siguientes resultados:
Finalmente, y respecto a esta primera fase de implementación de la experiencia de autoevaluación competencial, en los comentarios abiertos de ambos cuestionarios aparecieron dos elementos que fueron recurrentes: a) el momento de la autoevaluación, y b) la entrega de las evidencias de aprendizaje.
Decisiones sobre el diseño original
A partir de los resultados de los cuestionarios, y después de compartirlos con el equipo docente del programa, se llevó a cabo un proceso de reflexión conjunta que permitió destacar los elementos positivos de la experiencia, así como tomar decisiones sobre aquellos aspectos de la actividad que había que mejorar.
En cuanto a los aciertos destacaron las potencialidades de la actividad para el fomento de la autorreflexión del estudiantado sobre su propio proceso de aprendizaje y de las competencias trabajadas en cada actividad.
Los aspectos a mejorar (ver Tabla 4), relacionados la mayoría de ellos con el volumen de trabajo del profesorado y del estudiantado, condujeron a decisiones con relación al diseño que se describen en la siguiente tabla:
Por lo tanto, se propuso un cambio en el marco de todas las asignaturas del Máster a partir de los siguientes acuerdos:
Estas propuestas de mejora derivadas del análisis de la actividad “Mi desarrollo competencial” llevaron al equipo docente a trabajar sobre dos elementos clave. Por un lado, revisar la distribución de competencias y sus niveles de desarrollo entre las asignaturas del programa (mapa de competencias). Y, por otro lado, mejorar la formulación de los resultados de aprendizaje vinculados a cada competencia y a cada actividad de evaluación continuada.
Fase 2. Tarea de autoevaluación centrada en los resultados de aprendizaje de las actividades de cada asignatura: semiautomatización con Google Forms. 2019-2020
Descripción de la propuesta
En esta segunda fase, se diseñó e implementó una tarea de autoevaluación competencial en cada una de las actividades de evaluación continuada de cada asignatura. Dicha tarea se articuló a través de una lista de chequeo que el estudiante debía completar en el momento de entregar la actividad, valorando el nivel de logro de los resultados de aprendizaje asociados a las competencias.
Esta nueva propuesta sigue persiguiendo el desarrollo de la capacidad evaluadora y de aprender a aprender del estudiante, pero se orienta a simplificar el proceso de autoevaluación que se debe realizar en términos de comprensión (lo hace con relación a resultados de aprendizaje que son observables y medibles) y en términos de carga de trabajo (la lista de verificación se distribuye y complementa a través de Google Forms, de manera más ágil y rápida).
Los cambios introducidos en este caso se orientan a promover las siguientes mejoras:
Al tratarse de una propuesta con cambios significativos, se aplicó, en forma de piloto, a dos asignaturas obligatorias de la titulación, manteniendo el resto de asignaturas la propuesta inicial descrita en la fase 1.
Evaluación de la propuesta
Una vez finalizada la implementación de la nueva propuesta se procedió a distribuir el cuestionario de satisfacción entre el estudiantado y el profesorado.
Finalmente, en los mismos comentarios abiertos, una parte del estudiantado opinó que no quedaban claros los niveles de logro sobre los que debían autoevaluar su alcance de los resultados de aprendizaje en cada actividad:
“No se proporcionan criterios de evaluación claros. Resulta difícil autoevaluar si se alcanza el nivel de desarrollo competencial adecuado si no nos facilitan ninguna información que permita identificar las diferencias entre estos niveles o criterios de desempeño, con lo que valorar hasta qué punto se logra o no el nivel esperado” (CE31).
A modo de conclusión de esta fase, las mejoras en la nueva propuesta fueron ligadas básicamente al tiempo o carga de trabajo y a la oportunidad de reflexión continua, dos de los objetivos clave planteados para la evolución de dicha actividad.
Decisiones sobre el diseño original
Los aspectos a mejorar y las decisiones que se tomaron con relación al diseño se recogen en la siguiente Tabla 5:
A partir de la segunda fase, y con el objetivo principal de hacer más sostenible el proceso de aprendizaje y evaluación para el profesorado y el estudiantado, se rediseñó la actividad de autoevaluación competencial integrando las siguientes mejoras:
Fase 3. Integración de la tarea de autoevaluación de los resultados de aprendizaje en el aula virtual: Herramienta de autoevaluación competencial. 2020-2021
Descripción de la propuesta
Con el objetivo de darle un impulso a la evolución del proyecto para una adopción generalizada en todas las asignaturas del programa (ver Figura 1), en esta tercera fase la propuesta pasó a formar parte de un proyecto de innovación y mejora docente de la universidad que continuó teniendo como objetivo principal el de facilitar la autoevaluación y reflexión crítica, pautada y sistemática del estudiantado sobre su desarrollo competencial a lo largo de un programa. Este proyecto de innovación docente, todavía vigente, se centra en el desarrollo y la implementación de una herramienta de autoevaluación competencial desarrollada de acuerdo a los requerimientos de la titulación (ver Tablas 2 y 3).
Dicha herramienta pretende dar respuesta técnica a la propuesta metodológica presentada, de tal manera que tanto la tarea de reflexión como el instrumento de evaluación se integran en un mismo entorno de autoevaluación competencial y en el aula virtual.
Concretamente, el estudiantado accede a esta herramienta al finalizar las actividades de evaluación continuada para trabajar la tarea de reflexión y autoevaluación y proceder luego a su entrega final para la evaluación docente. Este procedimiento es obligatorio en aquellas actividades indicadas por el equipo docente, donde el estudiantado se autoevalúa en función de su nivel de logro de los resultados de aprendizaje enunciados en la actividad y asociados a las competencias trabajadas en la misma. Para ello, debe responder a la siguiente cuestión: “Después de finalizar esta actividad de la asignatura, ¿en qué nivel de desarrollo competencial crees que te encuentras respecto a los siguientes resultados de aprendizaje?”
La valoración de dichos resultados de aprendizaje se realiza con una escala de Likert del 1 al 4 que, respondiendo a una de las demandas de la fase 2, tendrá la formulación del nivel de excelencia de cada uno de estos resultados para facilitar la autoevaluación del estudiantado respecto a dicha escala (ver Figura 2).
Por lo tanto, los pasos a seguir en el marco de este nuevo proyecto de innovación incluyen:
De esta manera, el docente evalúa al estudiantado teniendo en cuenta tanto la actividad de aprendizaje como su autoevaluación. A partir de aquí, y al finalizar dicho proceso de diálogo, el profesorado califica la actividad de aprendizaje y redacta el feedback cualitativo a través de la misma herramienta. Dicha evaluación final, además de recogerse en la herramienta, se envía directamente al expediente académico del estudiantado (ver Figura 3).
Evaluación de la propuesta
De la misma manera que en las demás fases, una vez finalizada la implementación de la nueva propuesta de autoevaluación competencial a través de la creación de dicha herramienta ad hoc se procedió a distribuir el cuestionario de satisfacción entre estudiantado y profesorado.
CONCLUSIONES
Este artículo describe la evolución en el diseño de una propuesta metodológica de autoevaluación competencial del estudiantado de un máster universitario en línea. Para su desarrollo se adoptó un enfoque de diseño centrado en el estudiantado y basado en la investigación a lo largo de tres cursos académicos.
Este proceso iterativo permitió ir identificando aspectos de mejora, al mismo tiempo que fue guiando el diseño de una propuesta que fue inicialmente pensada como actividad única, para pasar a formar parte de una tarea asociada a las actividades evaluables de las asignaturas, permitiendo así un trabajo más sistemático y continuo propio al desarrollo competencial. El trabajo por fases experimentales también permitió tomar decisiones en cuanto a las posibilidades de escalabilidad de este enfoque hacia la totalidad de las asignaturas del programa, poniendo en evidencia la necesidad de un andamiaje mayor, como fue la pauta de autoevaluación, y la creación y desarrollo de una herramienta de soporte ad hoc, tanto para el estudiantado como para el profesorado.
Los resultados presentados en este artículo evidencian una percepción positiva del estudiantado en cuanto a su papel activo en la evaluación del propio proceso de aprendizaje, a la vez que indican la pertinencia de su inclusión como un elemento con impacto en la calificación. La autoevaluación se erige así como un recurso instruccional y, a su vez, como una estrategia autorreguladora, tal como apuntan algunos autores (Panadero y Alonso-Tapia, 2013; Pintrich, 2000). La metodología propuesta permite al estudiantado trabajar su capacidad crítica y, sobre todo, desarrollar su juicio y capacidad evaluativa (McIver y Murphy, 2021). Por otra parte, esta experiencia permite al docente disponer de más información para evaluar a sus estudiantes de manera más precisa y comprender en mayor profundidad cómo percibe y valora sus logros.
Sin embargo, continúa siendo un desafío establecer el justo equilibrio en este tipo de propuestas orientadas a la realización de un proceso continuado de reflexión, monitoreo y diálogo, y la carga de trabajo que comporta para docentes y estudiantes, temas que serán objeto de investigación futura.
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